martes, 31 de marzo de 2009

DEFENSA DE LA ASIGNATURA DE RELIGIÓN EN LA ENSEÑANZA


NO PODEMOS ESTAR DE ACUERDO
Ante la situación en que queda la clase de Religión en 1º de Bachillerato, colocándola sistemáticamente a últimas horas, deseo exponer públicamente mi malestar y total desacuerdo con la Administración. Entra dentro de lo discutible si, en un Estado aconfesional o laico, debe impartirse clase de Religión en la Escuela Pública. Pero lo que no es discutible es que, mientas no cambie la ley y ésta lo permita, habrá que considerarla con la misma atención que a las demás asignaturas. En todo caso, España en este aspecto no es una “rara avis”, puesto que, exceptuando Francia, en el resto de países europeos se imparten clases de Religión dentro de la Escuela Pública.
Por ese motivo, me extraña que la Ley proponga que los alumnos que no elijan Religión vayan a la biblioteca, si no se les asigna un profesor que les atienda y sabiendo que en la biblioteca no hay lugar para tantos alumnos juntos. Eso significa que, al impartirse a últimas horas, los alumnos se irán a sus casas. ¿Qué harán entonces la Dirección y la Inspección? ¿Permitirán que los alumnos salgan del Centro? Eso no lo permite la ley. Como podemos ver, la Administración no suprime la asignatura de Religión, pero la está sometiendo a tal situación de estrés que la conduce hacia una muerte lenta, pero segura, por asfixia. Los profesores de Religión pretendemos ser buenos, pero no tontos y estamos cansados de que se nos tome el pelo de manera tan descarada.
Espero que la Inspección sea tan solícita y tan exigente a la hora de hacer cumplir la ley cuando se trata de las alternativas a la Religión, tanto en su modalidad de Historia de las Religiones como de Medidas de Atención Educativa, y evite que éstas se conviertan en un tiempo para jugar a las cartas, salir al patio o sencillamente para invitar a los alumnos que se vayan a su casa a últimas horas. ¡Y no son meras elucubraciones! Ahora que se nos exige impartir Educación para la Ciudadanía, espero que todos contribuyamos a educar en la libertad y la responsabilidad a nuestros alumnos y a cumplir lo establecido en el sistema escolar.Dicho esto, comienzo el curso con ilusión, con ganas de trabajar y de dedicar mi tiempo a enseñar y educar a nuestros alumnos para que maduren como personas dentro de la Escuela Pública en la que creo, a la que apoyo y con la que me siento plenamente identificado.
Lorenzo Piña Hernández

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